Cuando piensas en «indio» o «nativo americano», además de las míticas películas de vaqueros, probablemente te vengan a la cabeza las casas en las que vivían o los famosos tipis.
Origen de los tipis
Los tipis fueron utilizados por los indios de las llanuras americanas después de que los españoles introdujeran los caballos en América del Norte, hace aproximadamente unos 500 años.
Fue a partir de entonces cuando grupos de indios comienzan a moverse a través de las Grandes Llanuras con rebaños de búfalos que iban desde Canadá a Texas.
En ese periodo, muchas tribus de indios nativos americanos se volvieron nómadas. Ante la necesidad de una vivienda fácil de transportar, utilizaron las pieles de los búfalos y postes de madera para construir los primeros tipis.
Construyeron sus casas móviles con los pocos recursos que les ofrecía el entorno. Grandes pieles de búfalo, cosidas, se utilizaban para cubrir los palos y crear una carpa cerrada. Las pieles se podían enrollar en los días calurosos de verano para dejar que la brisa fresca soplara a través del tipi.
¿Cómo se hace un tipi?
Originariamente, los indios orientaban la puerta del tipi al este, hacia el sol naciente. La mayoría de los tipis eran relativamente pequeños y podían albergar sólo cuatro o cinco personas en su interior. El tipi del jefe de la comunidad, sin embargo, era mucho más grande porque las reuniones tribales a menudo se llevan a cabo allí. Unas docena de personas podían caber cómodamente dentro de estos tipis gigantes.
En los tipis usados por las tribus nómadas de América del norte apenas había muebles. Las camas estaban hechas de piel de búfalo, cubierta de una capa de hierbas secas y suaves. Durante el día, se retiraban a modo de esterilla para dejar espacio libre y así poder cocinar y pasar la jornada en familia. A la hora de transportarlas, también presentaban una gran ventajas; eran livianas, fáciles de enrollar y transportar.
Un dato curioso y significativo de la historia de los tipis es la manera en la que los indios nativos de América del Norte transportaban estas viviendas móviles. Cuando el grupo estaba listo para seguir adelante, preparaban una carroza con las pieles, los palos de madera y todas las propiedades de la comunidad. Estas carrozas podían ser movidas a modo de trineo por perros o caballos.
La llegada del caballo a América del Norte en el año 1.500 de mano de los colonizadores españoles, supuso un antes y un después en la evolución de los tipis. Gracias a estos animales, las tribus locales podían transportar más pertenencias, como por ejemplo, enormes postes de madera.
Las caravanas de indios formadas por carrozas y caballos podían extenderse a lo largo de varios kilómetros. Estos campamentos con tipis eran auténticas ciudades nómadas. Sin duda, una imagen muy parecida a las que evocan las películas del lejano oeste.
De todas formas, mucho ha pasado desde entonces. Actualmente, los tipis han evolucionado hasta convertirse en auténticas tiendas de lujo.