Antes de comenzar a hablar de la historia del caravaning quizás debemos determinar en qué consiste esta modalidad de ocio. Caravaning es el nombre anglosajón que se da al acto de realizar viajes, ya sean largos o cortos, empleando una caravana o autocaravana. Es decir, lo que viene a ser viajar con la casa a cuestas.
Una forma de viajar que con el paso de los años se está imponiendo cada día más en España, a pesar de que nuestros vecinos europeos como los holandeses, los alemanes y los franceses llevan décadas practicando esta forma libre de hacer turismo, más propensa a las aventuras y lo auténtico que otras formas más masificadas de viajar.
España es un país donde el turismo tiene un gran peso y está muy profesionalizado. La mayoría de campings cuenta desde hace décadas con zonas preparadas para los amantes del caravaning y cada vez son más los espacios dedicados a acoger caravanas y autocaravanas.
Sin embargo, no olvidemos el objetivo de esta entrada: conjugar una breve historia del caravaning. El caravaning nació a principios del siglo XX en Europa. Esto es, el caravaning como actividad de ocio y turismo: las caravanas como medio de transporte nómada se vienen usando desde hace siglos. De hecho, en 1885 el médico inglés William Gordon Stables construirá la primera caravana de ocio inspirándose en las caravanas que usaban los cíngaros nómadas para sus desplazamientos.
Las primeras caravanas construidas para viajes de ocio
La Wanderer, como fue bautizada esta primera caravana, fue construida por la Bristol Wagon Works Company. Con un interior de marcado estilo victoriano, esta lujosa caravana dedicada al ocio contaba con todo tipo de comodidades, incluso con una biblioteca, y fue usada por el doctor Gordon Stables como despacho ambulante con el que se dedicó a investigar la naturaleza y su relación con la medicina. Gordon Stables es, por ello, considerado como el padre fundador de esta modalidad de ocio. El padre del caravaning.
Muchos siguieron su ejemplo de modo que el caravaning comenzó a extenderse y los británicos, en 1901, y los franceses, en 1910, se convirtieron en los pioneros del caravaning creando asociaciones nacionales que fueron creciendo en número e importancia. En 1907 el primer Club Caravanista Británico contaba ya con once socios y estaba presidido por el propio doctor Gordon. Una tendencia que crecería hasta que en 1932 originó el nacimiento de la Federación Internacional de Clubes de Camping en Holanda.
En sus orígenes, y al ser una nueva forma de viajar, estos clubes de asociados al caravaning se agruparon, durante muchas décadas, en virtud de las aficiones de sus miembros. Un ejemplo de esto serían los apasionados del surf que viajaban juntos para buscar playas donde practicar este deporte. No es tampoco descabellado decir que la “cultura del amor” surgida en los años 60 tuvo mucho que ver con un fuerte empuje y florecimiento de esta forma de turismo; jóvenes que querían conocer el mundo, no como lo conocían sus padres, sino de una manera más cercana y auténtica; a su manera.
Evolución del caravaning
Así, el auge posterior del caravaning surgiría de la concepción del turismo de masas, como respuesta, y a la vez contra respuesta, a una forma de industria que jamás se había conocido antes. El ‘boom’ turístico que tuvo lugar durante el siglo pasado a mediados de los años 30 hizo que muchas personas quisieran conocer mundo, pero a la vez, conocerlo con total libertad. Una búsqueda de libertad asociada, además, al contacto con la naturaleza y un acercamiento mayor a las gentes de los lugares que se visitaban.
Otro factor a tener en cuenta en la evolución del caravaning es su inseparable unión al desarrollo tecnológico. De este modo, a principio de los años 20 del siglo pasado comenzó la fabricación de caravanas con un vehículo tractor que las remolcara, sustituyendo de esta forma la tracción animal. Lógicamente, estas primeras autocaravanas primigenias resultaban prohibitivas para la gran mayoría, y eran un objeto de absoluto lujo.
Un lujo que con el paso del tiempo se fue reduciendo gracias al abaratamiento en los costes de producción de los vehículos a motor dando lugar a las primeras autocaravanas auténticas tal y como las conocemos hoy en día, que hizo del caravaning itinerante una tendencia muy marcada en los 70 y que prácticamente desde entonces no ha parado de crecer.
El caravaning en España
Como en casi todo, España tardó en incorporarse al caravaning, al menos desde el punto de vista del viajero; como receptora de turistas ya en 1950 surgieron los primeros campings nacionales que acogieron a los visitantes que venían de fuera y que poco a poco descubrían una España repleta de atractivos, con una historia fascinante y unas gentes muy diferentes de sus vecinos del norte de Europa.
Cataluña sería el foco germen de esta tendencia, desde donde, a partir de los años 60, cuando se produce el auge del turismo en el país, se iría expandiendo al resto de la península. Así, como auténticos colonos, los amantes del caravaning fueron conquistando poco a poco terreno y expandiendo esta práctica en una nación que comenzaba a acostumbrarse a algo que desde hacía más de medio siglo era toda una realidad en el resto de Europa.
El caravaning en la actualidad
El caravaning parecía imparable hasta que llegó la mitad de los años 90, cuando sufrió un breve frenazo del que no se recuperaría hasta principios del nuevo milenio. A partir de entonces, quizás por la nueva conciencia medio ambiental global, las nuevas formas de autodescubrimiento, el deseo de visitar con mayor libertad otras culturas…, o todo esto entremezclado (cada aficionado tiene sus propias razones para lanzarse al caravaning), esta modalidad turística ha vuelto a crecer y a ser una opción cada vez menos extraña y más atractiva para todo tipo de viajeros.
Una opción que reclama desarrollos propios en España ya que aún adolece de cierto abandono por parte de las administraciones públicas y privadas. Un abandono que por suerte está llegando a su fin porque como se demuestra cada día, el caravaning es una opción con mucho futuro que depara innumerables beneficios tanto económicos como medio ambientales, sin olvidar los sociales.
El caravaning está repleto de hitos importantes ligados a la propia historia del turismo e incluso a la propia evolución humana: no es casualidad que el impulso nómada siga presente en nosotros como especie. Y lejos de estar cerrada, su historia aún tiene innumerables senderos que recorrer, caminos que andar y posibilidades por descubrir.
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